Este pasado miércoles comenzó la Cuaresma. El Papa Francisco propone 15 sencillos
actos de caridad que él ha mencionado como manifestaciones concretas del amor de
Dios:
1. Sonreír, un cristiano siempre es alegre!
2. Dar las gracias
(aunque no "debas" hacerlo).
3. Recordarle a los demás cuanto los amas.
4.
Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escuchar la historia
del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detenerte para ayudar. Estar atento a
quien te necesita.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
8. Celebrar las
cualidades o éxitos de otro.
9. Seleccionar lo que no usas y regalarlo a
quien lo necesita.
10. Ayudar cuando se necesite para que otro
descanse.
11. Corregir con amor, ni callar por miedo.
12. Tener buenos
detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpiar lo que uso en
casa.
14. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
15. Llamar por teléfono
a tus padres.
EL MEJOR AYUNO
¿Te animas a ayunar en esta
cuaresma?
• Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras
bondadosas
• Ayuna de descontentos y llénate de gratitud
• Ayuna
de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia
• Ayuna de pesimismo y
llénate de esperanza y optimismo
• Ayuna de preocupaciones y llénate de
confianza en Dios
• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de
la vida
• Ayuna de presiones y llénate de oración
• Ayuna de
tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón
• Ayuna de egoísmo y
llénate de compasión por los demás
• Ayuna de falta de perdón y llénate
de actitudes de reconciliación
• Ayuna de palabras y llénate de silencio
y de escuchar a los otros
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se
llenará de:
PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA
lunes, 23 de febrero de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
Presentación
Llegar al Monasterio de San Pedro de Cardeña a veces resulta fácil. Simplemente hay que seguir la carretera. Otras veces, el camino es demasiado largo, y los kilómetros son muchos para poder llegar.
En otras ocasiones, el tiempo, tan escaso a veces en estos tiempos, hace arduo el poder disponer del necesario para llegar, disfrutar, compartir y conocer el Monasterio.
Este blog, nace con el deseo y la firme intención de dar a conocer el Monasterio de San Pedro de Cardeña. Pero no solo eso. También, de acercar a todo aquel que lo desee, la vida, costumbres, fe y circunstancias de sus moradores: Los monjes.
Este espacio, intentaremos convertirlo no solo en un recorrido para los que están fuera del monasterio y una ventana para quien quiera asomarse, o una puerta, por la que serán acogidos con la música callada y la soledad sonora de nuestros muros, sino también, será un camino más, para que lo que pueda aportar la vida, fuera de estos muros, nos incorpore también al mundo que existe al otro lado de ellos.
Intentaremos, con ayuda de quienes nos leáis y de vuestras opiniones y comentarios, que este blog sea un camino de doble dirección, donde fluya y fructifique el respeto, la fe, los valores, la tolerancia y la alegría.
San Pedro de Cardeña: De lo Humano y lo Divino
Llegarás indefectiblemente por una
carretera estrecha. Habrás visto algunos pueblos, pequeños, con jardines de
plantas supervivientes del frío de Castilla que florecerán tímidamente, trémulas
por las heladas de la primavera, e
iglesias, mas grandes y más pequeñas, cargadas de románico en todas sus
piedras, con sus adornados campanarios de nidos de cigüeñas.
El verde intenso de la poca hierba que ha soportado las heladas se torna pleno
al comenzar la primavera y se olvidan los infinitos tonos de marrón de la
tierra al cubrirse del cereal que es el pan de esta tierra. Y al llegar casi a
los pies de La Demanda, en lo alto de un valle, y no por eso menos valle...
Ahí, está el Monasterio.
Verde.
Paz.
Silencio a penas roto por el rumor de las
hojas de los árboles.
Agua y piedras.
Construcción magnífica cargada de
memoria que contará, callada su historia, y que en función de su narrador,
incorporará, mil leyendas, mil verdades y otras tantas historias, para, al
final, quienes buscan otra clase de verdad, la encuentren en el sencillo
silencio de sus muros, en la encantadora acogida de sus monjes, en el sereno y
cálido frío de su entorno y en la belleza sin igual que te hace respirar la paz
que da este lugar.
Cuántas veces, sin conocer la razón,
sentada en las escaleras de la puerta y observando los árboles completamente
llenos de flores, o viendo el entorno completamente blanco, cubierto por la
nieve, me he preguntado cuál es la razón por la que, allí, parece que se para
el tiempo, que va más despacio, que entras en otra dimensión.
Muchas veces, he pensado que sus
moradores, los monjes, puede que sean capaces de imprimir en el Monasterio y en
su entorno esa paz. O puede que el simple hecho de vivir apartados del mundo y
incontaminados de nuestras prisas y de nuestros ritmos frenéticos, haga que el
tiempo vaya más despacio.
Puede ser que la calidez de la
voz del monje que contesta al timbre y abre la puerta haga que el mundo, cuando
llegas a San Pedro de Cardeña, se haga un poco más amable y más humano...
Puede ser que la cercana sonrisa
del hermano hospedero, que ve más allá de lo que se ve, haga que quienes llegan también
vean y den más valor a lo que no se ve,
a las cosas pequeñas.
Puede ser que el Padre Abad, difícilmente
diferenciable del resto de los hermanos en apariencia, te recuerde en cualquier
conversación, que su ritmo de vida, es Monástico. Y con eso, si aún no has
incorporado en tu cuerpo y tu mente, que en San Pedro de Cardeña, el tiempo, no
corre a la misma velocidad que fuera, esa sencilla frase, te hará darte cuenta
de la realidad.
Pararse a contemplar el agua del
estanque. Mirar desde dentro, por una
ventana de la hospedería el paisaje o simplemente quedarse quieto en el
claustro a escuchar el silencio, o el canto interminable del los pájaros del
patio es un aliciente vital que encanta a quienes lo hemos vivido, tanto por su
continente como por su contenido, humano y Divino.
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