lunes, 23 de febrero de 2015

¿Te animas a ayunar en esta Cuaresma?

Este pasado miércoles comenzó la Cuaresma. El Papa Francisco propone 15 sencillos actos de caridad que él ha mencionado como manifestaciones concretas del amor de Dios:

1. Sonreír, un cristiano siempre es alegre!
2. Dar las gracias (aunque no "debas" hacerlo).
3. Recordarle a los demás cuanto los amas.
4. Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
8. Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
9. Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
10. Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.
11. Corregir con amor, ni callar por miedo.
12. Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpiar lo que uso en casa.
14. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
15. Llamar por teléfono a tus padres.

EL MEJOR AYUNO

¿Te animas a ayunar en esta cuaresma?

• Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas
• Ayuna de descontentos y llénate de gratitud
• Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia
• Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo
• Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios
• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida
• Ayuna de presiones y llénate de oración
• Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón
• Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás
• Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación
• Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de:
PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA


martes, 17 de febrero de 2015

Presentación

Llegar al Monasterio de San Pedro de Cardeña a veces resulta fácil. Simplemente hay que seguir la carretera. Otras veces, el camino es demasiado largo, y los kilómetros son muchos para poder llegar. 

En otras ocasiones, el tiempo, tan escaso a veces en estos tiempos, hace arduo el poder disponer del necesario para llegar, disfrutar, compartir y conocer el Monasterio.

Este blog, nace con el deseo y la firme intención de dar a conocer el Monasterio de San Pedro de Cardeña. Pero no solo eso. También, de acercar a todo aquel que lo desee, la vida, costumbres, fe y circunstancias de sus moradores: Los monjes.

Este espacio, intentaremos convertirlo no solo en un recorrido para los que están fuera del monasterio y una ventana para quien quiera asomarse, o una puerta, por la que serán acogidos con la música callada y la soledad sonora de nuestros muros, sino también, será un camino más, para que lo que pueda aportar la vida, fuera de estos muros, nos incorpore también al mundo que existe al otro lado de ellos.


Intentaremos, con ayuda de quienes nos leáis y de vuestras opiniones y comentarios, que este blog sea un camino de doble dirección, donde fluya y fructifique el respeto, la fe, los valores, la tolerancia y la alegría. 




San Pedro de Cardeña: De lo Humano y lo Divino

Llegarás indefectiblemente por una carretera estrecha. Habrás visto algunos pueblos, pequeños, con jardines de plantas supervivientes del frío de Castilla que florecerán tímidamente, trémulas por las heladas de la primavera,  e iglesias, mas grandes y más pequeñas, cargadas de románico en todas sus piedras, con sus adornados campanarios de nidos de cigüeñas.

El verde intenso de la poca hierba  que ha soportado las heladas se torna pleno al comenzar la primavera y se olvidan los infinitos tonos de marrón de la tierra al cubrirse del cereal que es el pan de esta tierra. Y al llegar casi a los pies de La Demanda, en lo alto de un valle, y no por eso menos valle...

Ahí, está el Monasterio.

Verde.

Paz.

Silencio a penas roto por el rumor de las hojas de los árboles.

Agua y piedras.

Construcción magnífica cargada de memoria que contará, callada su historia, y que en función de su narrador, incorporará, mil leyendas, mil verdades y otras tantas historias, para, al final, quienes buscan otra clase de verdad, la encuentren en el sencillo silencio de sus muros, en la encantadora acogida de sus monjes, en el sereno y cálido frío de su entorno y en la belleza sin igual que te hace respirar la paz que da este lugar.

Cuántas veces, sin conocer la razón, sentada en las escaleras de la puerta y observando los árboles completamente llenos de flores, o viendo el entorno completamente blanco, cubierto por la nieve, me he preguntado cuál es la razón por la que, allí, parece que se para el tiempo, que va más despacio, que entras en otra dimensión.

Muchas veces, he pensado que sus moradores, los monjes, puede que sean capaces de imprimir en el Monasterio y en su entorno esa paz. O puede que el simple hecho de vivir apartados del mundo y incontaminados de nuestras prisas y de nuestros ritmos frenéticos, haga que el tiempo vaya más despacio.

Puede ser que la calidez de la voz del monje que contesta al timbre y abre la puerta haga que el mundo, cuando llegas a San Pedro de Cardeña, se haga un poco más amable y más humano...

Puede ser que la cercana sonrisa del hermano hospedero, que ve más allá de lo que se ve, haga que quienes llegan también vean y  den más valor a lo que no se ve, a las cosas pequeñas.

Puede ser que el Padre Abad, difícilmente diferenciable del resto de los hermanos en apariencia, te recuerde en cualquier conversación, que su ritmo de vida, es Monástico. Y con eso, si aún no has incorporado en tu cuerpo y tu mente, que en San Pedro de Cardeña, el tiempo, no corre a la misma velocidad que fuera, esa sencilla frase, te hará darte cuenta de la realidad.

Pararse a contemplar el agua del estanque. Mirar desde dentro,  por una ventana de la hospedería el paisaje o simplemente quedarse quieto en el claustro a escuchar el silencio, o el canto interminable del los pájaros del patio es un aliciente vital que encanta a quienes lo hemos vivido, tanto por su continente como por su contenido, humano y Divino.