Virgen del Pilar
Como
el arca de la alianza se coloca en medio de la tienda; como María está en medio
de los apóstoles después de la Ascensión de Jesús, aglutinando y orando en
comunión.
El
Pilar... la columna central que sostiene el edificio apostólico; que mantiene
la fe del pueblo; que anima al Apóstol Santiago a seguir anunciando a Cristo
hasta el fin de la tierra, hasta el fin de sus días...
María
centro de la Iglesia, la apostólica, la del principio y la de ahora que
peregrina no pocas veces sin rumbo claro, como el Apóstol en Cesaraugusta a las
orillas del Ebro.
Santa
María del Pilar, (cantamos en el himno de la liturgia de este día) desde tu
columna oteas, diriges, sostienes, alientas, proteges y guías al pueblo que
peregrina, estos tus hijos.
Dichoso el vientre que te
llevó y los pechos que te criaron.
Ole tu Madre. No, mejor, dichoso quien
escucha la palabra de Dios y la cumple... Y que mejor oyente,
"escuchante" y cumplidora de la Palabra de Dios que María, la Esclava
del Señor, la Madre de Dios. Dichosa tú
que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá. Dichosa tú
que llevaste en tu seno a Cristo, le diste a luz y le criaste... Dichosa tú que
has creído y te has fiado ciegamente de Dios.
María
es la primera discípula y oyente por excelencia de la Palabra de Dios. Ella conservaba en su corazón todas las cosas
de la vida de su Hijo y las meditaba;
lo acompañó durante su ministerio público y permaneció firme al pie de la Cruz,
como sólo sabe y puede hacer una madre. Vivió siempre en el "SI" dado en la Encarnación como
respuesta al Ángel, sin dudar en ningún momento.
María,
ciertamente, es la Madre de Jesús digna de toda alabanza, pero es antes que
madre la primera creyente como recuerda San Agustín: “María concibió antes en su mente que en su vientre”, en Ella
precedió la fe a la concepción. Madre de Dios, Espejo de justicia, Sede de
sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual, Vaso venerable, Vaso
insigne de devoción, Rosa mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de
oro, Arca de la fe, Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Salud de los
enfermos, Refugio de los pecadores, Consuelo de los tristes, auxilio de los
cristianos... son algunos de lo "piropos" marianos de las letanías de
nuestra Señora, María es grande, muy grande.
Protege
a los pueblos Hispanos que hoy celebran su descubrimiento, Protege al Pueblo de
España que la tiene por patrona, protege a numerosas asociaciones y
organizaciones que confían en ella. En Zaragoza era común pedir un manto del
Pilar para morir bajo el manto, bajo la protección de la Virgen del Pilar, como
el niño que desesperado se cobija bajo las faldas de su madre. Casi 175.000
personas llevan el nombre del Pilar en España.
Desde
el cielo nos acompaña en el camino de la vida y, como Madre, siempre está
atenta a interceder por nosotros en nuestras necesidades como en las bodas de
Caná. Pero también, como Madre, nos recuerda lo que dijo entonces a los
sirvientes: Haced lo que Él os diga.
Así nosotros también destacaremos por escuchar la Palabra de Dios y ponerla en
práctica.
Mujer,
aquí tienes a tus hijos. Hermanos, aquí tenemos una Madre.
Fr. J.L.
Crónicas 15, 3-4.15-16; 15, 1-2
Salmo 26 R.- El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado
Hechos de los Apóstoles 1, 12- 14
Lucas 11, 27-28
Salmo 26 R.- El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado
Hechos de los Apóstoles 1, 12- 14
Lucas 11, 27-28
La Virgen del Pilar (s.XVIII). José Campeche
Smithsonian American Art Museum (Washington)
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