XXXII Domingo del Tiempo Ordinario (B)
Lo poco es mucho para el Reino de Dios, con lo escaso que llena, que desborda, que dura, que no faltará.
Dios
no es fachada, es cimiento, fundamento.
¡Cuidado
con los escribas!, cuidado con los que dicen y no hacen, con aquellos que su
vida no irradia Evangelio. Cuidado con los que solo son fachada... y al menor
aire se desploman sobre con -quien con buena fe- espera a su vera Palabras de
Vida. "Las apariencias engañan" como casi siempre el refranero
popular atina... proporcionalmente es mucho más fuerte una hormiga que un
elefante. Fuerte no es lo mismo que pesado; brillante no es siempre valioso;
leído no tiene por qué ser aprendido.
En
lo humano se queda su paga y, casi siempre, en lo humano termina su recuerdo.
Los de
sólidos cimientos, los que se dan en vez de dar cosa, bienes o dineros; los que
se entregan en servicio a los demás; los que ponen al otro antes del yo;...
Como la viuda de Evangelio que da lo que tenía para vivir; como la viuda de Sarepta,
que se quitó de comer ella y su hijo para ofrecer su pan al profeta del
Señor... Estos son los que no esperan de los hombres, sino que confían
ciegamente en Dios; estos son los que quedan para siempre, los que la historia
recuerda, los que la fe ensalza, Los que anteponen a un Dios Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que
hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a
los cautivos. El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya
se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El
Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Los que se fían de Dios sin contrapartidas.
Cristo
se ha manifestado una sola vez y su recuerdo, y su presencia dura veinte siglos
después. Su salvación es eterna, de una vez para siempre. La segunda vez vendrá
en gloria.
Fr. J.L.
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