XXXI Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Zaqueo, un personaje casi infantil, que nos enseña su oración en tres tiempos...
Zaqueo es un personaje cuanto menos curioso; poderoso desde el tener a la vez que buscar, y éste es el primer movimiento, "buscar". Zaqueo quiere ver a Jesús, lo busca, lo persigue, lo pre-sigue y, aun cuando siendo grande es pequeño, no le importa adelantarse a la gente y subirse a una higuera -un árbol a su medida, bajito como él- con una inocencia y descaro pueril.
Zaqueo busca a Jesús y Jesús se le encuentra de frente -segundo movimiento- el que busca encuentra; Zaqueo baja enseguida porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Si no tuvo reparo de subirse a un árbol, puedo imaginar el salto desde las ramas con la misma candidez.
Y el tercer movimiento en dos facetas: la alegría de recibir a Jesús y el cambio de vida en lo que a sus "teneres" nos relata el Evangelio. Y curiosamente, primero da a los que no debe, la mitad de mis bienes se la entrego a los pobres; Y después a los que podría deber: Y si de alguno me he aprovechado...
Y un solemne final con calderón: Hoy ha entrado la salvación a esta casa.
Podríamos ver la actitud de "los otros" que critican a Jesús por entrar a quedarse en casa de un pecador, pero para qué... ni hacen ni deja hacer... el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido si se deja encontrar.
Este Dios buscado y encontrado en el relato de Zaqueo es el mismo que nos describe la primera lectura, un Dios para todos, que no puede no querer lo que ha creado por y con amor; que corrige poco a poco, hasta con ternura, dando siempre tiempo y espacio, sin violentar, dando una nueva oportunidad para volver a Él. Un Dios amoroso.
El salmo 144 es la respuesta coherente de la criatura a su Creador-Criador, un Dios-Bendición.
La misma idea nos recuerda san Pablo en la segunda lectura, que en todo y por vuestra causa sea honrado nuestro Señor Jesucristo. En la honra que le damos somos honrados por Él.
El día del Señor es y será. Vivamos como sabiendo que el Señor está cerca, sin prisa pero sin pausa. Vivamos como Dios quiere, como Dios nos quiere.
Feliz día del Señor.
Sabiduría 11, 22-12, 2
Salmo 144 R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Segunda carta de san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11-2, 2
San Lucas 19, 1-10
Fr. J.L.
Cristo y Zaqueo (1913). Niels Larsen Stevns
Museo de Arte Danés (Randers, Dinamarca)