II Domingo del Tiempo Ordinario (A)
Todos somos elegidos por Dios, todos
estamos en su plan de salvación, Todos somos luz para los otros, luz de las
naciones, para que su salvación, la presencia de Dios llegue a todos los
pueblos y gentes.
Pablo se siente llamado y enviado a ser
'apóstol' y desde esta posición se convierte en intermediario, en pontífice,
puente, medio de Dios para los hombres, en este caso los habitantes de Corinto,
y por él la gracia y la paz de parte de Dios y de Cristo el Señor para todos.
Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esta es la respuesta del salmo, la respuesta de Isaías, la respuesta de Pablo,
la respuesta de Juan, y la respuesta de Jesús. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Esa debe ser nuestra
respuesta y dejar que por nosotros Dios actúe, Él hable, Él toque, Él cure, Él
ame, Él ayude, Él acompañe, Él perdone, Él bendice, Él está presente.
Y entonces no nos quedará más remedio,
como a Juan, que dar testimonio de lo que hemos visto. Lo que está lleno -y da
lo mismo si lo que nos llena es bueno o es malo- se desborda, transpira,
irradia... no podemos ocultar algo que es más grande que nosotros, y Dios
siempre nos desborda.
Este
es el Cordero de Dios, este
es el manso enviado al sacrificio, a la ofrenda, al canje por todos nosotros.
El Predilecto del Padre ofrecido en un chantaje divino a cambio de la salvación
de todos.
Isaías 49, 3. 5-6
Salmo 39 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Primera Carta a los Corintios 1, 1-3
San Juan 1, 29-34
Fr. J.L.
Fr. J.L.
Retablo de Gante (1432). Jan Van Eyck
Catedral de San Bavón (Gante)
No hay comentarios:
Publicar un comentario