1 de Enero de 2017
La liturgia del inicio del año civil, Santa María Madre de Dios, es una invitación a comenzar de nuevo en manos de Dios. La bendición de Dios ofrecida en el libro de los Números al sacerdote Aarón es todo lo que un creyente puede desear: bendición, protección, iluminación favor, presencia y la paz, todo proveniente del mismo Dios. Un cielo en la tierra si Dios dejásemos a Dios estar así de cercano, presente y actuante en nosotros.
La venida de Cristo a la tierra, en la plenitud de los tiempos, en el cumplimiento de las antiguas promesas, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, es la bendición máxima de Dios, que se hace uno de nosotros cumpliendo todo lo 'cumpible', rebajándose para librarnos, igualándose a nosotros en detrimento de su divinidad; para que nosotros, como Él, podamos llamar a Dios Padre.
Y cuando uno se encuentra con este Dios Padre, este Dios Encarnado, este Dios Santificador, presencia siempre y en todo, no queda más que salir corriendo -como los pastores- y contarlo, y comprobarlo por uno mismo, y admirarse de la acción de Dios en cada uno de nosotros, en todo y todos. Y cuando uno ya está desbordado por el Misterio, conservarlo y meditarlo en el corazón como María, y dar gloria y alabanza a Dios por todo lo visto, lo oído, lo sentido...
Que este nuevo 2017 sea un año de gracia del Señor para todos, de encuentro con su Palabra Encarnada, de gracia y de agradecer todo.
Feliz año nuevo.
Lectura del libro de los Números 6, 22-27
Salmo 66 R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
San Pablo a los Gálatas 4, 4-7
San Lucas 2, 16-22
Fr. J.L.
La Virgen y el Niño y un ángel (1465-67). Sandro Botticelli
Hospital de los Inocentes (Florencia)
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