SANTÍSIMA TRINIDAD
Celebramos hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad ,
uno de los grandes misterios de la Iglesia. Tres personas, sólo un Dios. Las
Escritura no hablan de la
Trinidad como tal ni tiene en ellas una presencia propia. El
desarrollo teológico es del siglo IV con los concilios de Nicea y Constantinopla.
Cuentan que San Agustín estando a la
orilla del mar cavilando sobre el misterio de la Trinidad se fijó en un
niño que se afanaba en meter todo el agua del mar en un pequeño pocillo que
había escavado en la arena. Cuando el Agustín le dijo que eso era imposible el
niño le respondió que igualmente era imposible meter el la cabeza humana el
misterio trinitario.
Nosotros ni lo vamos a intentar entender;
pero sí que vamos a intentar sentirlo. Encontramos en las lecturas propuestas
para hoy en la liturgia una aproximación gradual de Dios y el hombre.
Un Dios que crea, que habla con su
pueblo, que muestra su poder con mano fuerte y brazo poderoso, que libra a su
pueblo de la esclavitud... ¿hay dios que se pueda compara a nuestro Dios? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón,
que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra;
no hay otro.
Del Dios del Antiguo Testamento al Dios
del Nuevo hay otro paso en esa cercanía con Dios, pero esta vez es un paso
abismal. Pasamos de un Dios cercano a
un Dios íntimo. Un Dios familiar.
El Dios en el que creemos es ante todo
un Padre para nosotros que interviene con bondad más que con fuerza o poder. Un
Dios que se ha dado a conocer en la vida y la palabra de Jesús, de quien dice
que es su hijo, al amado, el predilecto.
Un Dios cercano desde la propia humanidad, haciéndose
en todo igual a nosotros menos en el pecado. Un Dios que sigue actuando en
el mundo por el Espíritu Santo, pauta y sentido del caminar del cristiano.
Porque hemos recibido un Espíritu de
hijos que nos hace gritar Padre.
Porque somos hijos con todo el amor y los derechos de un Hijo primogénito,
predilecto, amado y heredero. Por la encarnación del Hijo hemos sido hechos
Hijos de Dios, Dios se hace hombre para que el hombre se divinice.
El misterio trinitario en sus tres
Divinas Personas nos crea, nos salva y nos envuelve. Quizás la imagen más
plástica se al el sol, todos sabemos que está, sentimos su luz, su calor, su
radiación, pero no nos acercamos, casi no lo miramos de frente pues dañaría nuestros
ojos. Dios está, Dios se siente.
Fr. J.L.
Deuteronomio 4, 32-34. 39-40
Sal 32, 4-5.6 y 9,18-19. 20 y 22. R/. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
Carta a los Romanos 8, 14-17
Mateo 28, 16-20
Sal 32, 4-5.6 y 9,18-19. 20 y 22. R/. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
Carta a los Romanos 8, 14-17
Mateo 28, 16-20