VI Domingo de Pascua
Amar es alegría. Amar es guardar sus
mandamientos. Amar es ser amigo. Amar es escuchar y cumplir la palabra del
Padre. Amar como Él nos ha amado. Amar...
Al amor, aunque lo parezca, no es
cristiano, bueno también; el amor es humano y divino. Dios nos enseña a amar. Amor
es la relación del Padre con el Hijo y del Hijo con el Padre; pero igual
podríamos haberlo escrito con minúsculas y decirlo de cualquier relación humana
sana.
Ama
y haz lo que quieras,
decía San Agustín (354-430), pero su frase dice mucho más: Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás
con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si
perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra
cosa sino amor serán tus frutos.
Vivir en el amor, vivir desde el amor,
vivir amando y vivir dejándose amar. Todo en el amor, todo desde el amor. Y el
amor, hasta el de Dios, es bi-direccional, o mejor, pluri-direccional. Y si hay
amor en nuestra vida, los frutos sólo podrán ser amor.
Amar como Cristo nos ha amado, amar como
el Padre amó a Cristo, amar sin medida, amar hasta perderse en el amado, amar
hasta dar la vida.
Hoy oímos demasiadas veces la palabra
amor, en canciones, en los medios de comunicación, hasta en la iglesia, pero a
menudo ese amor está vacío, no es reflejo del amor que Dios nos tiene, por el
que nos elige, por el que nos hace hijos, por el que nos debemos sentir
predilectos, y escucha como en el Tabor: Este
es mi Hijo amado, mi predilecto. (Mt 17, 5) la causa de alegría de quien
nos rodea y en quien derramamos amor y de quien nos dejamos amar.
Una
muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin,
llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente
distinta de cuanto había visto hasta entonces. «¿Quién eres tú?», le preguntó
al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: «Entra y
compruébalo tú misma». Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se
adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes
de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: «¡Ahora ya
sé quién soy!». Del libro
El canto del pájaro, Anthony de
Mello (1931-1987). Así es el amor, sólo se entiende cuando se vive; sólo
de conoce cunado se es.
Pon
amor donde no hay amor, y sacarás amor. San Juan de la Cruz (1542-1591)
Fr. J.L.
Hechos de los Apóstoles 10, 25. 34-35. 44-48.
Sal 97, 1. 2-3a. 3cd-4 R/. El Señor revela a las naciones su salvación
Primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Juan 15, 9-17
Sal 97, 1. 2-3a. 3cd-4 R/. El Señor revela a las naciones su salvación
Primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Juan 15, 9-17
Mural situado en el Oratorio de la hospedería del Monasterio de San Pedro de Cardeña
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