XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Pasados los Santos y los difuntos, liturgia de la Palabra se encamina al final del año litúrgico. La temática es continuación y corrección: tras la muerte, el juicio.
El momento está cerca, pero no será pronto, parece y es contradicción. Y esto no es motivo para alterarnos. Tanto pronto como tarde la invitación es a estar preparado. Preparados para aceptar, para dar testimonio, para ser más que nunca del Señor; y Él será nuestra defensa y nuestra fuerza, la palabra en nuestra boca y la fuerza que nos mueve. Y aunque todo esté en contra, Él estará siempre de parte del justo.
Él es el mismo resplandor del horno ardiente y del Sol de justicia, que castiga a los malos y premia a los buenos. El Señor que llega para regir los pueblos con rectitud, con una armonía cuasi musical que renueva tierra, mar y cielo y la justicia y rectitud serán su trono.
Estar en espera no significa estar parados. Ya en tiempos de los apóstoles, algunos estaban esperando para mañana la llegada del Señor. Esperar al Justo es espera en justicia, cada uno en su puesto cumpliendo con sus obligaciones.
La justicia es pan y vida para todos y de todos.
Feliz día del Señor.
Malaquías 3, 19-20
Salmo 97 R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Segunda carta de san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7-12
San Lucas 21, 5-19
Fr. J.L.
Jesús entre los doctores (1548). Paolo Caliari (el Veronés)
Museo del Prado (Madrid)
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