28 de diciembre
Dios hecho carne, Dios-Niño, se muestra a los pastores (los últimos), a los Magos (los buscadores), a José y María (los fieles), rodeado de ganado (la creación toda) Dios se encarna, Dios se muestra, y da vida, llena de vida, da sentido al vivir, que se convierte en buena nueva, en don para todos, en derroche de gracia. Y sólo por eso, sólo para eso se encarna. Cuando se le quiere como en propiedad, para ser utilizado en propio beneficio, para amasar poder, para prosperar a su costa, huye, se hace inalcanzable.
Herodes lo busca para matarlo, se siente burlado; un Niño hace temblar su reino, su poder estabilizado y... ande o no ande, caballo grande... de dos años para abajo todos.
Santos Inocentes, de antes y de hoy. Los descartados de que habla el Papa Francisco. Los niños, los ancianos, quien no produce y consume, quien lo vea así no ve más allá de sus propias narices. Si mirase para atrás encontraría lo que otros produjeron y hoy disfrutamos; si mirase para el futuro... lo harán los niños de hoy. Es triste una vida sin pasado ni futuro, es triste y además breve, sólo nos queda el hoy.
Santos Inocentes, los que no producen, los que estorban, los que no son de los nuestros, los que nos molestan. Miremos a nuestro alrededor que seguro encontramos alguno; miremos dentro de nosotros por si nosotros mismos generamos hoy Santos Inocentes.
Fr. J.L.
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