sábado, 4 de febrero de 2017

Bodas de Oro. Prima Casilda

Debo situar mi primer recuerdo con las angélicas hace 38 años en la Casa de Zaragoza: yo 7 años y de paso con la familia; tú, en la cocina de tan gran casa. Los pucheros y las cocinas han ocupado buena parte de tu vida religiosa... también entre los pucheros anda el Señor -decía Santa Teresa-. Ingresar en la vida religiosa es seguir radicalmente a Dios, y es Dios quien nos coloca en la cocina, en los despachos o en el lavadero, y desde cualquiera de esos y otros -de los más dispares- puestos se sigue al Señor, como recordaba el Papa Francisco el pasado jueves con esperanza, con alegría y en medio del mundo.

Cumplir 50 años de profesión religiosa -citando también al Papa Francisco-(Carta Apostólica del Papa Francisco a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada, 21 de noviembre 2014) requiere: mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con pasión.

Cumplir 50 años de profesión religiosa supone que las fuerzas van en declive; que uno no llega donde quisiera; que otros hacen lo que antes hacíamos nosotros y además lo hacen a su manera... las cosas, las cosas, las cosas. 

Cumplir 50 años de profesión religiosa precisa volver a empezar cada mañana en las manos del Señor y decir fiat, hágase.

Con uno, con cinco o con cincuenta años de profesión a las espaldas la llamada es la misma, igual que la misma es la respuesta. Los años, los achaques, las arrugas... no deben restar -ni añadir- nada al compromiso adquirido. Donde hay un consagrado -y da lo mismo la edad física o religiosa- donde hay un consagrado hay alegría, hay un despertador para el mundo, hay expertos en comunión... 

Feliz profesión de oro, feliz 50 aniversario, que nunca te falte y nos falte la alegría y la esperanza.

Página web de las Religiosas Angélicas

Fr. J.L.


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