XVI Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Las lecturas de este domingo nos hablan de acogida.
Acoger a quien viene, a quien pasa a
nuestro lado: tres hombres en la lectura del Génesis y Jesús en casa de Marta y
María en el Evangelio de Lucas. Acoger personas y acoger palabras o mensajes:
la promesa de un descendiente en el Génesis y la enseñanza de Jesús en San
Lucas.
El acoger es algo propio de los pueblos nómadas, de los pueblos del desierto, de los que han estado años en camino y cuando tienen un sitio fijo hacen lo que a ellos les hicieron o les hubiese gustado que les hicieran. Es uno de los preceptos del pueblo de Israel.
El acoger es algo propio de los pueblos nómadas, de los pueblos del desierto, de los que han estado años en camino y cuando tienen un sitio fijo hacen lo que a ellos les hicieron o les hubiese gustado que les hicieran. Es uno de los preceptos del pueblo de Israel.
Muchos son los textos bíblicos que hablan
de acogida y de la obligación de atender a forasteros y huéspedes. No
olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles (Hb
13, 2)
Quizás sea este texto, del encuentro de
Abrahán con los tres hombres junto a la encina de Mambré, el más conocido y
comentado por ser el más desconcertante. Los tres personajes han sido
identificados con ángeles, con la Trinidad, con el Misterio. El encuentro no es
de un momento... cocer un pan y cocinar un ternero no es cosa de cinco minutos.
El encuentro tiene como postre, la segunda parte de la acogida: la escucha, y
en la escucha el mensaje, la promesa de la descendencia de la herencia de del
pueblo de Israel.
En el Evangelio es Jesús el recibido en
casa de Lázaro y sus hermanas, con todo detalle y cariño, aunque en este caso
las dos acogidas parecen ir en paralelo, Marta la acogida personal y María
acogedora de su mensaje. De este texto se ha sacado siempre la oposición entre
vida activa y contemplativa, oposición con poco sentido. Contemplación y
acción, misión y oración, no pueden ir en paralelo, deben ir de la mano.
Acoger la persona, acoger el mensaje.
Abrahán permanece en pie bajo el árbol donde sus visitantes comen. María a los
pies del Señor escucha, en posición de discípulo, dejándose llenar de la
enseñanza del Señor.
Cristo
es para vosotros la esperanza de la gloria. A veces vale la pena la espera para dejarse llenar de la
palabra de Dios, recibir su mensaje para ejercitarse en las obras de Dios.
Génesis 18, 1-10a Salmo 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
San Pablo a los Colosenses 1, 24-28
San Lucas 10, 38-42
Fr. J.L.
Abraham y los ángeles (s.XVI) Fabrizio Santafede
Colección Privada
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