domingo, 26 de julio de 2015

Partir - repartir - compartir

XVII Domingo del Tiempo Ordinario (B)


Nuestra pequeña aportación en manos de Dios es inmensidad. Nuestro compartir lo poco que tenemos o somos puede enriquecer a otros, a muchos, a todos, aunque a nosotros nos parezca poca cosa.

En la primera lectura es uno de Baal-Salisá, "uno" sin nombre y de un pueblín casi desconocido, ósea "casi nadie", quien con su ofrenda alimenta, sacia y sobra a una muchedumbre hambrienta. En el Evangelio es un muchacho -que no llega a la madurez de un hombre hecho y formado- quien aporta lo que tiene, cinco panes de cebada y un par de peces. Pero ¿qué hago yo con esto para 100 personas? ¿qué es esto para tantos?  Las lógicas humanas nos asaltan...

La proporción entre Dios y nosotros es infinita, así su poder con nuestra pobreza. El don de Dios sacia al hombre, lo desborda. Pero también dice: Que nada se desperdicie. Idea que a menudo, con sus propias palabras, repite el Papa Francisco y ha dejado escrita en su encíclica "Laudato Si": lo que nos sobra no es nuestro, es de quien lo necesita. No nos dice el Evangelio que pasó con los doce canastos de pedazos sobrantes pero remarca que la gente vio en ello el milagro.

Vivimos en un mundo donde a diario se tiran toneladas de comida en buen estado, tanto en establecimientos como en nuestras propias casas, cuando hay más de un tercio de la población mundial con necesidades básicas.

Partir - repartir - compartir, esta es la dinámica y el ritmo cadente de toda Eucaristía, este es el milagro cotidiano del pan eucarístico. Partir - repartir - compartir. Partir - repartir - compartir. Es el mismo Cristo en cada Cristiano que no solo lo es de nombre sino de vida. Partir - repartir - compartir.

Ninguno vamos a eliminar el hambre en el mundo; los que comieron el pan del muchacho sobre los que Jesús pronunció la acción de gracias al día siguiente volvieron a tener hambre y quizás recordaron las sobras... pero todos podemos y debemos pensar en plural, o lo que es lo mismo, pensar en cristiano.

Fr. J.L.

Segundo libro de los Reyes 4, 42-44
Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18     R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias
Efesios 4, 1-6
Juan 6, 1-15

La multiplicación de los panes y los peces (1796/1797). Francisco de Goya
Oratorio de la Santa Cueva (Cádiz)


viernes, 24 de julio de 2015

¿Sois capaces?

SANTIAGO, APÓSTOL (25 de Julio)


No cabe duda que el lenguaje del Evangelio resulta, en muchas ocasiones, exigente y difícil de digerir. Y nada digamos de la práctica del mismo. Pasamos, como de puntillas, por algunas de las enseñanzas de Jesús, o procuramos -mediante una exégesis rebuscada, apañadita o acomodaticia- edulcorar la radicalidad del mensaje.

Hoy nos dice el Maestro: El que quiera ser grande, que sea el servidor; y el que quiera ser el primero, que sea el último de todos. Un programa diametralmente opuesto a nuestros intereses, a lo que nos pide el cuerpo y más aún el espíritu. ¿Quién no apetece de poder, del ansia de protagonismo, del deseo de figurar... en un mundo, competitivo, exhibicionista y ambicioso? Pero este pecado es viejo y universal.

Santiago lo sufrió igualmente, el deseo de grandeza y gloria, de aspirar a los primeros puestos, de que los demás nos extiendan la alfombra por donde vamos a pasar... Jesús va a corregir inmediatamente y con cierta contundencia este desvío de las proposiciones de su discípulo: por ahí no se va bien, ese no es el camino. Y les habla de beber el cáliz de la pasión, como él también lo hará primero.

Probablemente Santiago, como en su momento Pedro, no entendió el alcance de las palabras de Jesús, aunque, también como Pedro, lo entendería más tarde, cuando la luz y el fuego del Espíritu los llene en Pentecostés. De ahí la consumación de su vida en el servicio de la predicación y del apostolado dando testimonio valiente y continuado de la resurrección de Jesucristo, su Señor y Maestro. La tradición dice que llegó Hispania, hasta el fin del mundo conocido, para sembrar aquí la semilla de la salvación, pensando, como Pablo, que cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento para gloria de Dios. Y confiado en la fuerza de Dios y no en las propias ya que este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro.

Santiago murió por no cejar en su empeño de transmitir vigorosamente aquella verdad que era Cristo Resucitado, de la que él había sido testigo cualificado y, en cierto modo, privilegiado. No podía silenciar la transformación, liberación y salvación de la que él mismo se sentía beneficiario. Por eso creyó que debía obedecer a Dios antes que a los hombres, lo que le ocasionaría más de una situación delicada, onerosa, difícil, penosa y a la postre letal. Pero ya estaba maduro para la siega, como nuestros campos en estos calurosos días. Apuró el cáliz sin temblarle el pulso, hasta el final, con todas sus consecuencias, como su Maestro.

Dios -como hace siempre- secundó los deseos del ardiente apóstol y efectivamente fue el primero del apostolado en derramar su sangre por causa del Reino, de ese Reino cuyos relevantes puestos ambicionaba.

Santiago el peregrino, Santiago el caballero, Santiago el impetuoso apóstol.
Santiago, patrono de España, ruega por nosotros.

Fr. J.L.

Hechos 4, 33; 5, 12. 27-33; 12, 2
Salmo 66              R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Segunda a los Corintios 4, 7-15
Mateo 20, 20-28

Martirio de Santiago (1640). Francisco de Zurbarán
Museo del Prado (Madrid)

martes, 21 de julio de 2015

Cardeña, unas "Harleys" y Valdevegón

Despuntar la tarde en el Monasterio de San Pedro de Cardeña, con el inconfundible sonido del motor de varias Harley, no es algo ni común, ni frecuente. Hacerlo además, cuando el calor aprieta y tales cabalgaduras, acercan al monasterio, sonrisas, acentos y personas de varios puntos de la geografía de este país, es un lujo.

La Bodega del monasterio, no se abre cada día. Es más, como joya de la envergadura que es, solo se abre, para casos especiales, previo aviso y en circunstancias muy concretas. Y esta visita, lo era.

Cuando preguntaron por email si era posible visitar la bodega, valoramos que era un grupo con un tamaño adecuado para no saturar la bodega por temperatura ni exceso de movimiento, pensamos que un grupo “amante” de algo tan emblemático e histórico como Harley-Davidson, se sentiría como pez en el agua en la bodega del Monasterio, ya que la bodega en sí misma, atesora historia viva en sus muros y es uno más de los emblemas que caracterizan a la vida monacal.

Era un tándem viable. Pero claro, quedaba ahí el choque de conceptos “esos chicos moteros”, “estos monjes de clausura”…

A veces, la frescura y la amplitud de miras, es lo que hace a las personas encontrarse en marcos y situaciones completamente dispares y curiosas y eso sucedió.

Los prejuicios brillaron por su ausencia, y junto a un sol de justicia, brillaron las personas y también las motos y los vinos.

Compartimos historia y muros. Agradecimos todos, el frescor de la bodega. Un cálido y cercano repaso al “hacerse”, “criarse” y  “envejecerse” de nuestros vinos y el intento de dejar y hacer permanecer un buen recuerdo en su memoria de Valdevegón, acompañado con algunas viandas, que no desmerecieran tales caldos, y tales paladares. A cambio, recibimos sonrisas, buen ambiente, estupenda compañía, preciosas motos y el sonido inconfundible de esos motores, que esperamos volver a tener por el Monasterio, donde siempre serán bien recibidos. Nos enseñaron cada uno, que su moto era la mejor y la más bonita, y aprendimos que los amigos del   Gourmet Chapter Harley-Davidson, tienen buen paladar, incluso para el vino de misa y son un grupo de personas entrañables y muy divertidas.

Han llenado la tarde de sonoridad y de risas, de complicidad y de historias comparadas y al final, hay que cumplir la palabra y dedicarles, con cariño y agradecimiento por su visita y su buena compañía, este humilde post.


Gracias. Ha sido un verdadero placer disfrutar y compartir con vosotros bodega, vinos, viandas, motos, y risas, pero sobre todo, poder conoceros. 

18 de julio - Visita a San Pedro Cardeña 
Gourmet Chapter Harley-Davidson

sábado, 18 de julio de 2015

Del rebaño que no borregos

XVI Domingo del Tiempo Ordinario (B)


El Evangelio de hoy nos remite al de el domingo pasado, en el que los apóstoles eran enviados a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Hoy, ya de vuelta, comentan con Jesús todo lo que habían hecho y enseñado. Y vemos un Jesús muy humano, entrañable, les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Esa misma invitación, Jesús nos la hace a cada uno de nosotros, Venid vosotros solos a un sitio tranquilo, venid a mi redil, formad parte de mi rebaño, saciaos de mi Pan y mi Palabra. Porque hoy, como entonces, la multitud anda como ovejas sin pastor, necesitada de un mensaje de vida, de una palabra de verdad, de milagros, de alegrías y caricias, de esperanza para seguir caminando, de sentido en su vida. Y Jesús se enternece, le da lástima la gente que busca -a veces sin saberlo-verdes praderas y fuentes tranquilas donde saciarse de Dios.

Ser del rebaño del Señor no es ser "borrego", en el sentido más peyorativo del término. Ser del rebaño del Señor es participar de su vida y de su reino, es hacerse Cristo para los otros y encontrar a Cristo en el prójimo y en el próximo.

Pero ay de los pastores que no hacen bien su trabajo -nos recuerda el profeta Jeremías en la primera lectura-. A lo largo de la Historia de la salvación el Señor suscitó profetas, sacerdotes, reyes, videntes, viudas e incluso niños en los que puso su palabra en sus bocas, su fuerza en su corazón, el reclamo en sus vidas y fueron para sus vecinos el grito de Dios. Guías del pueblo que hacían y decían lo que el Señor les mandaba hacer y decir; guías que llevaban al pueblo por los caminos de Dios y por ellos sentían su palabra, su obra, su caricia... Hoy, seguro que todos, podemos poner cara a buenos pastores, pastores con olor a oveja en ocurrente y repetida frase del Papa Francisco. El buen pastor da la vida por sus ovejas (Jn 10, 11) Ojala los pastores pusieran, pusiésemos, en práctica el Salmo 22, todos sentiríamos la misericordia entrañable de Dios en nuestras vidas.

El Señor es mi pastor, nada me falta. El Señor es el único Pastor -de quien todos los pastores deben ser imagen-, es reconciliación y unión, es paz, es cercanía -nos dice la Carta a los Efesios (segunda lectura)-. Con su muerte en la Cruz ha dado muerte al odio, a la división, a las dudas... El Señor es mi pastor, nada me falta. ...Quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta. (Del "Nada te turbe" de Santa Teresa de Jesús).

Fr. J.L.

Jeremías 23, 1-6
Salmo 22               R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
A los Efesios 2, 13-18
Marcos 6, 30-34

La entrega de llaves (s. XVI) Raffaelo Sanzio
Victoria and Albert Museum (Londres)

sábado, 11 de julio de 2015

Elegidos libres

XV Domingo del Tiempo Ordinario (B)

  
La elección del Señor y el encargo mandado al enviado en ocasiones son incómodos, tanto para en mensajero como para el receptor de la palabra. Amós estaba muy tranquilo con su vida ordinaria, con sus cosas de cada día, sus higos y su rebaño..., y el Señor la envía y la Palabra del Señor es rechazada, parece ser que por en bajo nivel del enviado, pero el Señor se usa de quien quiere, como quiere y cuando quiere, aunque no sea "oficialmente" correcto a los ojos de los hombres, o de la jerarquía... ni perfecto en su formación, ni hasta 100 por 100 ortodoxo. Dios elige, Dios envía y en el defecto del enviado encontramos la perfección del Mensaje.

El Salmo responsorial (Salmo 84) está lleno de encuentro con el Señor, de su misericordia hacia con todos: paz, salvación gloria, fidelidad, justicia, paz, lluvia de abundancia, fruto que sacia... todo habla de la armonía que da el encuentro con el Señor. Ser elegidos para estar con Él es el gran regalo que Dios nos hace cada mañana, pues a poco que nos acerquemos sólo podemos recibir por su parte bienes.

Elegidos desde siempre por el Amor, a ser hijos en el Hijo; redimidos, perdonados, herederos, todo gratis, todo por amor, todo por dejarnos amar. Todo y todos recapitulados en Cristo, origen y fin de todo, sentido de todo. Nuestra respuesta, la alabanza, la alabanza personificada en nosotros como criaturas perfectas llamados para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

El Evangelio nos habla también de elección y envío. Los apóstoles fueron enviados por Jesús de dos en dos, como pequeñas semillas pero siempre en comunidad, de dos en dos, con poder y autoridad. Ese es el equipaje del enviado por el Señor: la fe y su poder; todo lo demás sobra, o mejor, estorba para la misión... como diría Machado hablando del último viaje:

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

El Liberal, 1 de febrero de 1908, sin título.
Campos de Castilla, Madrid, Renacimiento, 1912.
(Última estrofa)

Cuántas veces, cuántas cosas se nos pegan en el camino de la vida -que no nos llevaremos de este mundo-; en el camino de la misión -que nos estorban apara podernos dar totalmente-; en el camino espiritual - sin querer reconocer que son siempre apegos humanos y materiales-. Lastres que impiden la misión y un testimonio coherente.

Cuentan que en buscador espiritual en una de sus peregrinaciones pasó cerca de un monje-eremita con fama de santo y fue a visitarlo. Cuando entró en su celda se sorprendió y le preguntó: ¿Dónde están tus pertenencias? El monje a su vez le pregunto: ¿Y las tuyas? El peregrino le explicó que iba de camino, que no podía cargar con muchas cosas,... Y el monje le contestó: Yo también.
Historias de los Padres del Desierto

Predicar la conversión, echar demonios, curar enfermos... hacer presente el Reino de Dios. Esa es la misión, ese es el envío... id.

Fr. J.L.

Amós 7, 12-15
Salmo 84              R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación
Efesios 1, 3-14
Marcos 6, 7-13

Profeta Amós. Icono ruso siglo XVIII
Iglesia del Monasterio de Kizhi (Karelia, Rusia)

sábado, 4 de julio de 2015

Las herramientas de Reino

XIV Domingo del Tiempo Ordinario (B)


La misión del enviado por Dios es anunciar su mensaje. Sea escuchado o desoído ya es misión del receptor de la Palabra. Te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso,... sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. Ser vocero del Señor no suele ser fácil ni agradable, escuchar lo que el Señor nos dice por sus enviados tampoco. Bien parece que el Señor, sus mensajeros, son casi siempre inoportunos.

Pero cuando uno es enviado por el Señor no debe esperar la paga de los hombres, el: te basta mi gracia, dicho a San Pablo, resuena en los oídos de todo enviado por el Señor. Si la misión evangelizadora dependiese de los humanos, de sus propias fuerzas, hace tiempo que esta barca (Juan 3, 14-21) se hubiese hundido en lo más profundo del olvido. Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte (1ª Corintios 1, 27) Y con eso, eso poco, eso necio, eso débil, el Reino de Dios da fruto entre nosotros.

"Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad". Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. Las palabras de San Pablo no necesitan glosa. Cristo siempre centro, es la fuerza y el sentido de la evangelización, su protagonismo es único y total; todo vale nada a su lado, ni los parabienes ni las mal dadas.

Cristo es el Enviado (con mayúscula) de Dios. Y es en su propio pueblo donde su conocidos en vez de ver las obras del Padre en Él, se quedan en lo menos importante. Este que es igual que nosotros, que ha vivido con nosotros que le conocemos de sobra...¿De dónde saca todo eso? Traducido al hoy: ¿por qué este hace esas cosa y yo no?... y una vez que hemos metido el YO por medio se acabó la partida. Dicen los Padres que la envidia fue el pecado que nos expulsó del paraíso y sigue siendo la envidia la que nos ciega ante las obras buenas, la sabiduría, el bien hacer, todo lo bueno de los demás, y más si son conocidos de siempre. En vez de encontrar motivos de acción de gracias a Dios por las obras que hace en los otros, rápidamente les hacemos nuestro espejo y si nos supera lo arreglamos con el desprecio. El texto evangélico dice: Y esto les resultaba escandaloso... Y se extrañó de su falta de fe...

Verlo todo desde la fe y confiar en la gracia son las únicas herramientas útiles para trabajar en el Reino; si pretendemos que nuestras propias fuerzas abran caminos o corazones y tiren muros o ideologías está cantado el fracaso. Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.

Fr. J.L.

Ezequiel 2, 2-5
Salmo 122           R/. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia
2ª Corintios 12, 7b-10
Marcos 6, 1-6

Jesús entre los doctores (1560). Paolo Veronese
Museo del Prado (Madrid)